Todo que contar
Escribo poco por muchas razones. Una de ellas son dos. Las ideas negras. A saber:
- El impulso más fuerte por escribir suele ser el de las ideas negras. Es decir, el de la tristeza, la rabia, la autocompasión, el histrionismo y los extremos. Cuando no veo luz y todo se me hace un peso que me asfixia.
- Cuanto más negras son las ideas, cuanto más triste, más se me cierran los dedos y no consigo estirarlos para teclear. Que ya bastante duele como para echarlo, estirarlo, contemplarlo sobre el fondo blanco, fascinada por el vómito.
A mí vomitar fuera lo que duele dentro siempre me ha ayudado. Luego queda un blog grisoscurocasinegro que puede que no mole tanto como otros más luminosos, ácidos o de los que siempre arrancan una sonrisa... pero a mí me sirve para que las ideas oscuras se queden quietas en la pantalla en vez de revoloteando por mi cabeza.
ResponderEliminarPero a veces me pasa como con el dolor físico: en lugar de gritar, no me sale la voz ni para un quejido. Y también (qué voy a contarte a ti que tú no sepas) hay cosas que callar porque son demasiado feas y tampoco quieres que te intenten consolar añadiendo más peso a los hombros.
Eliminar¡También puedes dibujar!
Eliminar...je, es broma...
Cuando siento eso que dices, sé para mis adentros que es cuando mas necesito hacer catarsis. Es cuestión de encontrar el momento y la forma adecuada...
Te mando saludos, a ti y a Gacela, son grandes blogueras.