Los posts crípticos y yo. Una historia de amor.


Releyendo y preguntándome por qué tengo una cosa en la cabeza y me sale otra.
Aparte de que la palabra circunloquio parece que la inventaron para mí, me dejo llevar por el ritmo de las frases en una imposible prosa poética que no me sale, que no.
Si a eso le sumamos que no hablo claro porque no quiero que se entienda claro o que nadie se dé por aludido* aunque nada tenga que ver, pues ya está el post críptico en su punto. Oliendo a vainilla y así, con guinda y todo. Y a mí NO ME GUSTA LEER POST CRÍPTICOS.

Hay que fastidiarse, y lo bien que me salen, HOYGAN.

A lo mejor es que en el fondo soy una INTENSA. Dios mío, EL HORROR EL HORROR.

Próximamente en sus pantallas: Posts explicados. Para que no digan que no les mimo.

*sereyó, sereyó, esos especímenes que pululan por todas partes y a cuyo género pertenezco y que tan hábilmente fueron nombrados así por GordiPe de mis amores.
Por cierto, que una vez me envió un sereyó de esos un mail quejándose de las múltiples indirectas que le lanzaba y diciéndome que ya valía de machacarle, y todavía me pongo así O_o cada vez que me acuerdo. Porque ni eran posts sobre personas ni tenían nada que ver con él. El sujeto en cuestión tenía dos problemas: gilipollez congénita y paranoia. 

Comentarios

  1. Yo he aprendido a que los sereyós me la pelen completamente. Ni respondo, ya.

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