Lejos
Sola en el trabajo, con mis tareas, huída, tirando serpentinas como desde un barco. Que apenas si llegan a manos blandas o se parten en confeti, por lo de papel y todo eso.
Sola en el coche, camino a casa, peleándome con la flamante radio que hoy se empeñaba en que tocaba Intereconomía cada vez que Manolo García llegaba al "que se derrumben las paredes sobre mí que en tu regazo supliqué".
Sola en el parque y en la piscina, intentando atrapar el sol en la cara para ver si me ilumina por dentro.
Sola en casa. Cada uno a su espacio.
Sola entre tanta gente. Y cada vez más lejos.
La soledad es droga dura.
ResponderEliminarQué bien escribes.