Tolerancia (II), tiranía y libertad
A veces escribes en tu cabeza un post y luego tus dedos redactan otro.
Porque tienes una idea, le has dado forma, la quieres plasmar. Y luego las palabras en lugar de nacer derechas, nacen hacia donde les da la gana y tiranizan las frases, los significados y los significantes. Y los dedos no pueden hacer otra cosa que teclear obedientes, esclavos.
Porque yo quería hablar de los grupos de Whatsapp y del ejercicio de tolerancia que supone estar en ellos. Pero acabó saliendo Carlitos, el de las historias, el de las pecas, el amigo.
Y no sé si preocuparme por la tiranía de las palabras o celebrar la libertad de sus deseos.
Porque tienes una idea, le has dado forma, la quieres plasmar. Y luego las palabras en lugar de nacer derechas, nacen hacia donde les da la gana y tiranizan las frases, los significados y los significantes. Y los dedos no pueden hacer otra cosa que teclear obedientes, esclavos.
Porque yo quería hablar de los grupos de Whatsapp y del ejercicio de tolerancia que supone estar en ellos. Pero acabó saliendo Carlitos, el de las historias, el de las pecas, el amigo.
Y no sé si preocuparme por la tiranía de las palabras o celebrar la libertad de sus deseos.
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