La medida aproximada.
Y aprovechando que es la hora ya de arreglarme para irme a currar, voy a escribir una entrada. Porque sí y porque he encontrado el teclado inalámbrico que me trajo Papá Noel, que ya me vale.
Y porque estoy intentando encontrar la medida de mi ira. Cabrearme cuando tengo que hacerlo y dar un golpe en la mesa con el puño. Que me resbale lo que me tiene que resbalar y no que sólo consiga dolor de estómago y ninguna ventaja.
Ayer fue un buen día para eso. Claro que tengo que afinar. Hay mucho tramo entre cegarse y bloquearse cuando no sirve para nada y dar ese puñetazo en la mesa para que dejen de tomarte por idiota. Cada vez me sale menos mal.
Hoy volveré a intentarlo.
Y lo importante es que no le afecte al hígado. poco a poco lo conseguirá, seguro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Uf, la relación con la ira es de las cosas que más me sigue costando después de mucho buscarme dentro. Porque entre lanzar fuego por boca y ojos y tragarse sapos y culebras... dicen que hay puntos medios. Dicen. Si me ensenyas el camino cuando lo encuentres...
ResponderEliminar