Contra todo pronóstico

Él es mi compañero de trabajo, a un montón de distancia, en otro país. Empezamos con mal pie y así no se podía trabajar. Hasta que un día hice lo que el instinto me decía que no debía: hacerlo personal. Le pedí disculpas si a veces preguntaba demasiado, pero estaba aprendiendo; le aseguré que en ningún caso pretendía hacerle perder el tiempo y que valoraba muchísimo su ayuda. Le pregunté que por qué contestaba mal en muchas ocasiones, que prefería que simplemente me dijera que no podía ayudarme y punto. Le expliqué que, sin su asistencia, estaba atada de pies y manos, porque hay cosas que sólo desde la central pueden resolverse. Que entendía que pudiera estar estresado, pero que yo no tenía la culpa. Y BINGO.

Nos hicimos amigos.

Comentarios

  1. A veces pasan cosas de esas que no te esperas y hacen que sonrías en el trabajo. Es bonito acordarse.

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  2. Hablando se entiende la gente. Si ambas partes tratan un problema de manera amable, el resultado siemore es satisfactorio. Espero que te vaya bien con tu compañero,
    muac

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