Una taza

Poco a poco van cayendo como perlas lentas y suaves. En desorden, inesperadas. Primero los silencios,  luego el cruce de palabras sin boca.
Chof chuf, salpicando apenas. Y la taza se va llenando.
Brillos que se apagan al mojarse, ojos de sueño, el aire espeso como miel.
Una lágrima y mucha resistencia a cualquier sonido que no sea el de la tormenta dormida.
Los minutos se convierten en horas y las horas en humo. Luego viene un viento frío y hay que correr. Porque la taza ya está llena.
La agarro y me bebo hasta la última gota de todo. Y así se termina un día en la oscuridad.

Comentarios

  1. Lo defines de tal forma que incluso se siente el aire irrespirable.

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