Deberes morales

Que lo mismo me estoy equivocando con mi elección entre el deber y el placer, pero eso no es algo nuevo.

Hace poco he decidido ponerme en marcha y moverme hacia a algo que CREO que debo hacer. Pero en el caracol del oído tengo un bicho amarillo y minúsculo que me grita pero qué haces, pero si eso es aburriiiiiiiido, pero si escapa a tu entendimiento. Y es verdad, el aburrimiento es tal que me cuesta un esfuerzo sólo pensarlo.

Y entonces a lo mejor no era tan buena idea. Y que lo hago porque “es lo que hay que hacer”, porque si no, menuda inconsciente, porque… bueno, HAY otra razón, pero es una de esas cosas que voy a callarme.

Quizás no deba forzar lo que no es. No veo cómo podría dedicar energía a algo que no me entusiasma. Y pienso en lo que sí lo hace.

A lo mejor no es mi sitio y punto. A lo mejor no es una batalla que quiera librar. A lo mejor puedo ser más útil haciendo algo que realmente me motive, me llene el pecho al respirar y dedicarme a eso.

A lo mejor podría hacer lo anterior y no sentirme culpable.

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